¿Puede un hombre ser vulnerable?
En la antigüedad una muerte trágica y tormentosa, pero por una causa noble y justa, era un reflejo de la grandeza del alma.
Uno de los ejemplos más claros de la valentía, la fuerza, el sentido del honor, el control de las emociones y la virilidad que puede (¿y debe?) poseer un hombre, lo encontramos en la Iliada, esta epopeya épica en la que se narra el enfrentamiento entre los ejércitos de griegos y troyanos, de los cuales los dioses tomaban partido. Uno de los momentos culminantes de esta narración es el brutal duelo entre el héroe griego Aquiles y el troyano Héctor (personajes representados por Brad Pitt y Eric Bana en la famosa adaptación de Hollywood), ambos eran guerreros excepcionales, líderes de sus ejércitos, y modelos perfectos de todo lo que un “hombre” debía ser, en un sentido no únicamente moral, sino también físico.
El tema de esta entrada no es la batalla entre estos dos guerreros, sino el motivo que desencadenó dicho enfrentamiento, y la forma en cómo este episodio fue representado en el cuadro conocido como Patroclo, que pintó en 1778, el principal exponente del neoclasicismo francés, Jacques-Louis David.

Título original:"Académie d'homme dite Patrocle"
Autor: Jacques-Louis David
Año: 1778
Técnica: Óleo sobre tela
Dimensiones: 122 x 170 cm
Ubicación: Museo Thomas Henry, Cheburgo
En el poema épico escrito por Homero, la furia que se despierta en Aquiles y que lo llevó a enfrentarse a Héctor, fue a causa del asesinato de su amigo Patroclo. En determinado momento al verse traicionado por Agamenon, que le arrebató el amor Briseida, de quien Aquiles se había enamorado, el guerrero decide dejar la batalla y permanecer en su tienda. La figura de Aquiles era fundamental para infundir temor en el ejercito enemigo, por lo que Patroclo pidió permiso a Aquiles de colocarse su armadura y así hacer creer a los troyanos que aún seguía peleando. Apolo, que defendía a los guerreros de Troya, golpeó a Patroclo, lo despojó de todas las armas que Aquiles le había entregado, y completamente vulnerable fue herido en la espalda por la lanza de un troyano. La muerte de su amigo, fue lo encendió el coraje de Aquiles y que lo llevó a enfrentarse a Héctor. ¿Es el héroe Patroclo el que se representa en la pintura de este artista francés?
Jacques-Louis David nos muestra en este cuadro, ante un fondo recortado por un muro pétreo y agrietado, la figura de un hombre desnudo, en la plenitud de su madurez, que tirado en el piso da la espalda al espectador, mostrando por la proyección de la luz, la tensión y fortaleza de sus omóplatos. La tela roja colocada en el suelo, sobre la que se encuentra el personaje, contrasta con el tono de su piel y acentúa un aire de violencia que rodea a la obra, una violencia o un tipo de tragedia que no vemos, pero que sabemos que está presente.
A pesar de la fortaleza que nos transmite su cuerpo desnudo, aparece ante nosotros caído, sin nada que lo defienda, oculta su rostro a nuestra mirada, para dirigir su tristeza, su dolor o su sufrimiento, a otro lado, mientras el viento alborota su cabello, acentuando el dramatismo de la escena y la vulnerabilidad del personaje, vulnerabilidad que terminará por llevarlo a la muerte, pero una muerte heroica, por haber antepuesto el valor y el bien de su pueblo, a su seguridad personal.
Por mucho tiempo el tema de este cuadro me parecía un tanto incomprensible e indescifrable, ya que desconocía el motivo por el que se podía relacionar a un personaje de la epopeya antigua, como Patroclo, con la representación de este hombre musculoso, que ocultaba su rostro, y que transmitía cierto aire de tristeza y derrotismo. La manera más clara de poder reconocer la identidad de alguien es por medio de su cara, o por el papel que juega en la acción que está ocurriendo en el cuadro, ambos elementos para mí estaban anulados en esta obra, en la que no se reconoce una acción clara, vemos la figura de un hombre desnudo sobre el piso, dando la espalda al espectador, sin reconocer la identidad especifica de quien ahí aparece.
Hasta ahora esta pintura se ha conocido como “Patroclo”, pero es algo que también puede resultar dudoso, ya que, en el poema de Homero se describe que el guerrero portaba la armadura de Aquiles y su defensa principal era una lanza, no un arco y las flechas que aparecen aquí. Pero se trate o no de Patroclo, es una representación universal de un tipo de masculinidad, del cuerpo de un hombre caído, que dirige su rostro a un lado del cuadro; los hombres no deben sentir ante la mirada de los otros, que son quienes le entregan su masculinidad. Al no otorgarle un rostro podemos ser todos, los que nos identifiquemos con el género.
A pesar de haberse pintado en una época en la que los valores patrióticos, humanos y masculinos eran otros, nos muestra que la hombría también puede mostrarse vulnerable, y en esa apertura de la virilidad también se puede encontrar la belleza. Ser vulnerable es parte de nosotros, es parte de todos, y eso no nos hace menos hombres, nos hace humanos.