Nuestro programa de estudio está meticulosamente diseñado para cultivar la habilidad de capturar la esencia del espacio tridimensional en el plano bidimensional del papel. Comenzando con la representación de objetos en yeso, nuestros estudiantes desarrollan una aguda capacidad para discernir y representar valores tonales, entender la interacción de luz y sombra, y recrear el volumen de manera realista. A medida que progresan, la complejidad de los ejercicios aumenta, promoviendo un análisis más profundo y una mayor habilidad en el manejo de diferentes materiales.

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Al abordar la figura humana, empleamos modelos en vivo para que los estudiantes practiquen la simplificación de formas complejas, comprensión de proporciones, y representación de la anatomía, el gesto y la estructura ósea. La práctica evoluciona desde sesiones cortas de cuatro horas hasta detalladas poses de 48 horas, permitiendo a los estudiantes una inmersión exhaustiva en cada aspecto de su tema.

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Profundizamos en la técnica a través del estudio de las láminas de Charles Bargue, donde los estudiantes perfeccionan su habilidad para descomponer y reconstruir la estructura de las formas, y desarrollan una sensibilidad hacia la calidad de línea y su relación con la composición general. La precisión y claridad en el trazo son esenciales y se enfatizan a lo largo del curso.

Finalmente, nuestros alumnos se gradúan del dibujo en grafito a técnicas con materiales más expresivos como el carboncillo y la sanguina. Este paso no solo amplía su espectro de habilidades, sino que también abre un abanico de posibilidades creativas, preparándolos para explorar con confianza el vasto mundo del arte visual.

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Este enfoque integral asegura que cada estudiante, al concluir el programa, no sólo haya perfeccionado su técnica, sino que también haya desarrollado una comprensión profunda de los principios artísticos que son fundamentales para cualquier forma de expresión visual.